¿Mediocre yo?
Ver la paja en el ojo ajeno siempre ha sido más sencillo y tentador que analizarse a uno mismo. Más aún si el blanco de nuestras críticas es un deportista exitoso como David Nalbandian.
El unquillense sabe mejor que nadie que los halagos de hoy pueden súbitamente cambiarse por infinitas columnas de reproches periodísticos.
A pesar de ser el último campeón del Masters de Shangai, top ten por tercera temporada consecutiva, factor clave para que Argentina acceda a su primera final de Copa Davis en 25 años, y uno de los únicos tenistas en actividad que alcanzó semifinales en los 4 Grand Slams (el otro es Federer); todavía se le cuestiona su profesionalismo.
Es evidente que talento le sobra. Ahora bien, ¿es mediocre por llevar su vida a su manera? ¿No será hora de aplaudir sus logros y ocuparnos de nuestras propias metas?